martes, 28 de julio de 2009

εχρυlṡïóṉ


El arcángel Jophiel se encontraba parado en lo alto de una colina, su pelo rubio se mecía al ritmo del viento celestial, su mirada de ojos verdes se encontraba clavada en dos seres en la llanura más cercana. Eran Adán y Eva, el Creador había ordenado expulsar a ambos mortales de la tierra del Edén, y Jophiel, como guardián de las puertas del paraíso, tenia la obligación de escoltarlos hacia las puertas, hasta que se adentraran en la oscuridad de la tierra de Nod, donde residirían cerca de la primera mujer de Adán, la maldita Lilith.

Asi, Jophiel “la Belleza de Dios” descendió al Jardín del Edén para escoltar al primer hombre y su concubina hacia las oscuras tierras de Nod.

Jophiel extendió sus alas y el resplandor de estas abrió las puertas del Edén, así salieron Adán y Eva desprotegidos, llorosos y asustados, privados por vez primera de la gracia divina. En el nuevo mundo que los rodeaba, la oscuridad reinaba, el viento era cruel y frío, exento de la calidez divina.

Adán y Eva deambularon así, por las yermas tierras, mirando hacia atrás donde Jophiel sostenía su espada de llama zigzagueante y el resto de Querubines observaban la partida del primer hombre y su concubina.

Allí, por vez primera, Adán dejó su postura arrogante de supremacía y entendió a la primera mujer, Lilith, reina de los condenados, entendió su dolor y su tristeza, entendió su mundo de tinieblas y así se hundió en él, dejándose abrazar por la oscuridad que se cernía sobre él.


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El Cuadro de arriba es de Alexandre Cabanel, se llama "la expulsión de Adán y Eva" por ello lo elegí para esta entrada.