jueves, 9 de diciembre de 2010

υи мøмeитø

La brisa fría recordaba la nevada de la noche anterior, todo yacía en tremenda calma a su alrededor, el seguía sosteniendo el cigarro a medio consumir, su guitarra yacía inerte en el suelo, hacia mucho que no la dejaba tan abandonada a su fiel compañera, la única amante que no lo había apuñalado por la espalda, pero es que no podía, algo sucedía, no podía tocarla… la magia no estaba.
De pronto, su alma la encontró garabateando en un rincón, su musa, su posible inspiración, el la observó, sin acercarse, casi sin inmutarse, desde la distancia. Ella levantó la vista, sus ojos cristalinos se clavaron en aquel guitarrista y el tiempo se paró allí, en ese rincón, las horas perdieron su rumbo.
El atardecer volvió a caer, y él ilusionado igual que ayer… volvió a rasgar las cuerdas de su guitarra que cortaba el aire con una melodía desgarradoramente bella, que transportaba a tiempos en los que nada importaba, en los que nada malo pasaba.

Esta mini historia va para todos mis amigos músicos, los que han encontrado el amor y los que aún lo buscan. Gracias por llenar mis oidos de buena música gente :)